1956 y los Celtics, la franquicia más ganadora de la historia de la NBA, no había ganado todavía ningún título. Tenían un buen equipo con Bob Cousy, uno de los primeros bases creativos, Ed Macauley, Bill Sharman… Pero les faltaba algo. Red Auerbach, el arquitecto de esa cumbre del baloncesto que fueron los de Boston se obsesionó con un joven llamado Bill Russell.

Redacción Deporte PanamericanoCiudad de México a 1 de Agosto del 2022.

Un poste de 2,08 metros del que algunos le habían hablado maravillas: «Cambiará el juego». Y otros no se lo recomendaban: «Es incapaz de meterla a un metro del aro».

Los interiores tenían que anotar. La defensa daba igual. Russell era una anormalidad en aquel baloncesto, pero Auerbach estaba seguro de que era lo que le faltaba a su equipo. Así que se puso manos a la obra para intentar hacerse con el pívot. No era tarea fácil. El chico había ganado dos veces seguidas la NCAA con la Universidad de San Francisco, que estuvo 55 partidos invicta. Todos los equipos lo conocían y saldría elegido pronto en el draft. Las posibilidades de que llegara a la séptima elección, que era la que correspondía a los Celtics, eran remotas.

Los Rochester Royals elegirían en primer lugar, pero ya tenían en plantilla a un gran reboteador como Maurice Stokes, que el año anterior había liderado la estadística de la Liga con 16,3 capturas por partido. No tenían ninguna necesidad de seleccionar a Russell. Además, temía la advertencia del novato, que dijo que pediría 25,000 dólares como sueldo en su primer contrato profesional. Una fortuna en aquella época.

Espéctaculo sobre hielo para convencer a los Royals

Pero como nunca se sabe, Walter Brown, el legendario dueño de los Celtics, quiso dejarlo todo atado. Llamó a su homólogo de los Royals para preguntarle por las intenciones de su franquicia sobre el draft. Para terminar de convencerlos de que dejaran pasar a Russell le prometió que les dejaría disfrutar en Rochester de dos semanas al año con los Ice Capades, un grupo que protagonizaba un famoso espectáculo de patinaje sobre hielo y cuya propiedad también era suya.

Con el número 1 del draft ya descartado en la carrera por Russell, tocaba convencer al número 2, en poder de los Saint Louis Hawks. Y ayudó un golpe de suerte. Buena para los Celtics y pésima para uno de sus jugadores, Ed Macauley. El poste, con orígenes en Saint Louis, pidió el traspaso al equipo de Missouri ante la enfermedad de su hijo, que sufría una rara parálisis cerebral. El por entonces seis veces All Star era uno de los mejores jugadores de los Celtics: 17,5 puntos y 5,9 rebotes en la temporada 55-56 pese a estar lidiando ya con su grave problema familiar. Pese a ello, priorizando lo personal, accedieron a buscar el traspaso.

Bill Russell
(Original Caption) A happy twosome shown here, is Red Auerbach who coached his last Celtic’s game that won their 8th straight NBA playoff championship by beating the Lakers 95-93 at the Boston Garden, (Auerbach is now retired to the front office), and Bill Russell, who now takes over the coaching reins of the Celtics, and was the important key man helping the Celtics win the championship.

Dos piezas clave por la incógnita Russell

Auerbach llamó a los Hawks proponiendo cambiar a Macauley por Russell. Desde Saint Louis, en aquella Missouri racista en la que quién sabe cómo habría aterrizado Bill, le pidieron también a Cliff Hagan, un jugador elegido en el draft de 1953 y que no había debutado aún con los Celtics, pues llevaba tres años en el ejército. El genial entrenador de Boston aceptó pese al riesgo que conllevaba perder dos piezas clave a costa de aquel poste novato que le habían advertido que era casi nulo en ataque.

Llegado el día del draft, los Royals seleccionaron a Sihago Green y los Celtics se hicieron con su gran objetivo después de hacer la operación más decisiva en la historia de la NBA. En aquel mismo sorteo de novatos Boston ató a Tom Heinsohn como elección territorial y a KC Jones. Tres miembros del Hall of Fame de una tacada.

Lo de Russell fue el mayor ejercicio de ingeniería de traspasos que se recuerda en la Liga y transformó a Boston de un buen equipo a uno campeón y de ahí a uno legendario. Los Celtics ganaron su primer anillo en aquella temporada 56-57, perdieron al año siguiente y luego encadenaron ocho seguidos además de los de 1968 y 1969. Nada menos que 11 títulos en 13 años. Y todo, bajo el dominio aquel poste que no metía una (acabó con 15,1 puntos de media en su carrera) y sólo reboteaba (22,5 de promedio, sólo por detrás de Wilt Chamberlain) y defendía. Como si fuera poco. Auerbach estaba seguro de que iba a cambiar el juego y acertó.

Bill Russell
(Original Caption) The Boston’s Celtic’s Bill Russell, (R) goes in high to score as St. Louis Hawk’s Zelmo Beaty, (L) tries to block the attempt in a 2nd person action at the Boston Garden in this photograph. Celtics won the game with 116-110.

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